Café del Fundo

 

Café del Fundo es la Familia Huillca Flores, productores de café de especialidad de la selva de Ayacucho, dedicada a la agricultura familiar alternativa en el VRAEM (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro) entre 1,600-1,700 msnm, desde hace cuatro generaciones sin rendirse ante las adversidades para seguir adelante, teniendo como parte de su historia incluso, hacerle frente al terrorismo y narcotráfico con su trabajo incansable, resiliente, valiente y lleno de buenos valores.

Conscientes del cuidado del medio ambiente, desarrollan sus cultivos orgánicos aplicando prácticas agroecológicas inherentes a todo su proceso de campo.  Cultivan bajo sombra, tratan sus residuos, generan su propio abono, energía, cosecha de agua, protegen la reserva bosque de sus alrededores, entre otros.

La labor que vienen desarrollando y el ahínco con el q lo hacen desde hace tantos años, viene dando como resultado un café de especialidad con puntaje en taza de 84, perfil caramelo, frutal cítrico y chocolate, con granos de tipo arábica, de variedades typica, catimor, caturra y proceso lavado.

Se mantienen en constante aprendizaje sobre nuevas formas de desarrollar más prácticas ecosostenibles, para ir implementándolas según como vayan logrando el presupuesto necesario, ya que a diferencia de la agricultura regular, ello requiere mayor inversión, a fin de obtener cada vez mejores resultados.

En su comunidad habitan alrededor de 200 familias y aproximadamente solo el 5% se dedica a la siembra de café, el resto optó por cultivos de coca obteniendo mayor capacidad económica comparado a un caficultor y por ventas al narcotráfico, pero a un costo muy alto que en pandemia ha sido más visible por el recorte de oportunidades al degradar la tierra, el ecosistema y reducir sus posibilidades de autosostenibilidad cultivando yuca, plátanos u otros productos comestibles, que cultivos de café sí lo han permitido.

Al tener más oportunidades de acceso a la educación e información, su propósito para con la comunidad, a quienes llaman “nuestros amigos, los demás productores vecinos”, es de algún modo enseñarles que no se tiene que vivir solo de la coca sino que se puede optar por productos alternativos, ser sostenible y aportar para que este tipo de entorno ecológico, natural persista y se mantenga para otras generaciones.

Todo ello es inspirador para familias de los alrededores, logrando contagiarlos al haber empezado a adoptar las mismas prácticas, generando así un impacto positivo adicional, no solo por los resultados obtenidos sino también por compartir sus conocimientos enseñando y motivando.

Transmiten naturalidad, empatía, sensibilidad, conciencia, buena vibra y sobretodo demuestran que en nuestro Perú se puede seguir obrando para bien, produciendo con calidad, que merece ser valorada por nuestro propio pueblo.